Asientos ocupados. Daddy Yankee de fondo. Un marido que se
despertó con la mona. Un cuaderno que sabe lo que su sostenedor no. Un mocoso que
saca la lengua desde un auto. Tres que se ríen porque escuchan la misma radio.
Un romance visual que tiene su prólogo en un disco pare, su desarrollo en el avance tortuoso de un taco, su climax a la luz roja de un semáforo, para que
la llegada a la estación del Metro en la que ella baja marque su desenlace.